31.12.18

Ese Pálido Punto Azul #8

Son las ocho de la tarde, hoy me había propuesto escribir un texto para esta última noche del año como excusa para enviar un vídeo de Carl Sagan. Todo ha sido un desvarío bastante desprovisto de originalidad o fuerza. ¿En qué se ha quedado todo? En un texto que diga a todos Feliz Año Nuevo, que el 2019 te traiga felicidad y prosperidad. El resto es un vídeo sobre La Tierra desde Saturno... El que quiera indagar mas, que siga leyendo.


Ese Pálido Punto Azul #7

Haz una lista con todas las cosas que quieres terminar el año que empieza, lo que quieres empezar o lo que quieres continuar. Coge todas esas cosas positivas que te han aportado algo o aquello tan negativo que te ha lastrado u obstaculizado en este año. Las personas también caben, personas que aportan, que restan, que van, vienen o se han quedado en el camino. Haz una lista y trata de que desaparezca una vez empiece el nuevo año, todo se quedará igual, porque la vida sigue y sigue a pesar de todo lo que nos sucede y tan solo necesitamos un empuje para seguir adelante. Em definitiva, hacer balance viene a ser un ejercicio un tanto intrascendente. La perspectiva de un año que empieza es tan necesaria como la de mirarse a un espejo en el nuevo día y tratar de que todo vaya de fábula durante el día. Los propósitos de año nuevo rara vez se cumplen, acaban siendo una anécdota a pie de página de estas fechas (curiosamente cuando se habla de este tiempo entre el veintidos de diciembre y el seis de enero se llaman "estas fechas", una frase que sabe un poco a turron, vamos, que empalaga). En definitiva, haz lo que quieras hacer con tu tiempo pero no dejes de pensar que marzo y abril tambien son buenos para hacer propósitos y que en febrero es el año nuevo chino.
La Humanidad va a la deriva y pocas veces nos paramos a pensar qué nos puede llevar a una reflexión fundamental sobre el lugar que ocupamos en el universo y que nos recuerda lo insignificantes, frágiles y únicos que somos. Allá va.

Ese Pàlido Punto Azul #6

Carl Sagan fue encargado del programa de imágenes de las sondas Voyager IyII. Dichas sondas surcaron el espacio para llevar un mensaje fuera de nuestras fronteras. Actualmente son el objeto construido por el ser humano que más lejos ha llegado. Llegando a Saturno Sagan sugirió que la sonda girase e hiciese una última foto del planeta. Actualmente esas pequeñas naves están muy muy lejos... Y no nos podemos hacer una idea de lo insignificante que resultaría nuestro planeta desde la visión que actualmente tienen de nuestro lugar en el universo. Pero aquella última fotografía nos daba una imagen para la reflexión que Carl Sagan mantendría vigente aún hoy. Este año he querido hacer presente esa reflexión de cara a un nuevo año 2019, porque tampoco importa demasiado lo que cada uno pueda hacer con su tiempo si no dedicamos un poco a lo que podemos hacer como especie. En todo caso, sigamos adelante.


Ese Pálido Punto Azul #5

A medida que escribo versiones de este texto me voy dando cuenta de que mi reticencia a celebrar una fecha, o a concederle importancia va desvaneciéndose mientras escribo. Cada borrador se va desdibujando y haciéndose más auto consciente, más visible en la reflexión inicial sobre la importancia del tiempo encerrado, el tiempo de los calendarios, las fechas, los relojes, los hitos y la memoria práctica. Y voy rindiéndome y dejando claro que hoy es un día especial en el que miramos atrás y adelante. Que nuestros proyectos a medias pueden coger impulso y que probablemente es importante que reflexionemos sobre nuestra capacidad para dirigir nuestra determinación o para emplear nuestra voluntad a nuestros objetivos. Y una de las razones que me han llevado a escribir este texto es el mensaje de Carl Sagan, una última imagen de la Tierra desde la sonda Voyager II que nos muestra lo pequeños que somos en la inmensaidad, su mensaje, décadas despues, tiene una vigencia total.


Ese Pálido Punto Azul #4

Últimas palabras de 2018. Que va, puede que las últimas que escribo en este blog desde hace bastante tiempo, hace tanto tanto tiempo que hasta puede que tenga que poner cuatro puntos suspensivos.... 
En definitiva lo que quiero hacer es despedir el año siendo consciente que tampoco importa mucho, que la mayoría de asuntos relevantes están en marcha y no acabarán ni empezarán en el nuevo año. Pero es innegable que estos hitos funcionan para muchos de revulsivo, de trampolín para dar impulso a su voluntad o para conducir la determinación de alguna manera. El caso es que en cierta medida y aunque no quiero dar importancia a fechas y marcas en calendarios llevo escribiendo varias versiones de un texto sobre el tiempo, el fin de año y los mensajes que se leen en estas fechas. En esta ocasión seré más breve que en las tres anteriores y directamente haré referencia al vídeo que he dejado como enlace y que es la plasmación de una idea de humildad y reflexión sobre lo que somos como especie. Un discurso que tras décadas de vorágine sigue vigente y que es de obligado conocimiento.


Ese Pálido Punto Azul #3

Ese Pálido punto aul
31Dic18
Nochevieja, tan solo es una fecha a la que hemos bautizado de una manera en la que agregamos al calendario un punto para celebrar algo. Para muchos supone un punto y final literal puesto que juegan la carta de ir cocido hasta la fatalidad. Otros hacen borrón y cuenta nueva jugando la misma carta haciendo de esa noche una especie de pesadilla que por la mañana recordarán con cierta vergüenza. En todo caso eso en el rincón de aquellos que se toman la noche como terreno para el desahogo etílico con un amplio abanico de consecuencias. Otros se lo toman como un abismo reflexivo e inofensivo al que miran y al que se arrojan con cierta tranquilidad, un paso más con cierta significación, con un punto reflexivo sobre lo que le han traído los trescientos sesenta y pocos días del año (al fin y al cabo las reflexiones empiezan un par de días antes y siempre hay un margen en tierra de nadie). Los hay que se obsesionan por el trazo grueso de la fecha, significados dentro de las propias cifras, elucubraciones matemáticas sobre las implicaciones trascendentales de estar en tal o cual año, par impar, cambio de década, reflejos de otras fechas en otros siglos, un festival de números para los que jugar con números es una tentación irresistible. En otras ocasiones muchos pasan de puntillas por la relevancia que puede tener esta fecha, el dolor o la pérdida suelen ser más poderosos que una fecha sin relevancia cuando se pone delante la realidad más tangible y como mucho se dejará ver un tímido deseo de dejar atrás ese año o de que el siguiente traiga mejores momentos. Pero los años no traen nada, el tiempo discurre independientemente de cómo lo queramos clasificar, medir o etiquetar, al día siguiente nos despertaremos y seguiremos teniendo asuntos a medias, seguiremos con nuestra rutina o tendremos la misma capacidad de influir en la vida que hace dos semanas. Una fecha no supone mucho más en nuestra determinación o nuestra voluntad para seguir con tales o cuales asuntos. Por eso quizá he elegido no tanto felicitar como recordar palabras que nos hagan reflexionar sobre asuntos realmente importantes. Palabras que tras décadas siguen vigentes.



Ese Pálido punto azul #2

En cierta medida nuestra percepción del tiempo es muy  limitada. En nuestro empeño de encerrarnos definimos su influencia y nos condicionamos a algo artificial como un reloj, un calendario o una época determinada. Nuestro modo de percibir lo que nos rodea se centra en la reiteración y la rutina. Y al final nuestro cerebro se ha acostumbrado a ese confortable vaivén generado por nuestros ancestros. Y cada año, cada día como hoy nos repetimos las mismas cosas, los mismos propósito o nos planteamos la vida como si pasar del tañido de la última campanada supusiese un pistoletazo a una carrera que en realidad ya hemos empezado. En cierto modo esa visión nos da cierta tranquilidad acerca de lo atropellado de nuestras vidas. Yo no soy aficionado a los balances, los propósitos o los pistoletazos de salida. Tampoco soy aficionado a los fines de año o las nocheviejas o los años nuevos. Me resulta curioso como tengo que hacer un esfuerzo por poner una año y no otro en las cosas que escribo. En mi caso los propósitos, los proyectos y las intenciones está a medias hoy y seguirán a medias el día uno de enero. Pero como está muy bien compartir felicitaciones y recordar que existes al resto de gente que te conoce. Por eso he elegido algo tan inabarcable como el mensaje de Carl Sagan en Cosmos sobre nuestro maltratado planeta. Décadas después de su emisión, con todo lo avanzado, sigue vigente, sigue recordándonos lo pequeños que somos.


Ese Pálido punto azul #1

Cada año es igual, llega este día y tenemos que considerarlo como algo especial, como un punto de inflexión, una marca de reinicio o un nuevo punto de partida que nos indica que debemos hacer las cosas de otra manera o que vamos por buen camino. En mi caso ya sólo percibo el calendario como un mero organizador artificial de un tiempo igual de artificial, sin duda el tiempo es tan inaprensible como la inmensidad del espacio y cada instante estará colgado con pinzas en ese falso calendario que no representa otra cosa que la necesidad del ser humano de encerrarse a si mismo en sus rituales. Pero como cada año celebraremos este ficticio tránsito a ningún lado. Comiendo uvas, felicitando una fecha o haciendo un análisis de algo que está en constante marcha. Nos decimos “aquí paramos y echamos un vistazo atrás para seguir adelante”. Y mientras tanto nos olvidamos que la maquinaria que nos engulle no se va a detener para reflexionar sobre la forma en la que nos engulle y nos domina. Dentro de un año asistiremos a los mismos rituales esperando ser un poco diferentes o continuar siendo un poco de lo mismo. Y como de refexiones se trata no puedo evitar tener un punto de vista sobre lo que somos y donde estamos. Y como soy muy torpe reflexionando lo dejo en manos de alguien que puso el dedo en la yaga de nuestra especie. En cierto modo puede suponer una letanía o un canto de esperanza, cada uno puede extraer la conclusión que le parezca, pero no hay duda que el discurso sigue vigente y que tras décadas de vorágine sus palabras siguen sonando con la misma claridad.