5.3.21

La Cura del Bienestar - Gore Verbinski - 2016

 Hacía tiempo que no me levantaba del asiento con esa media sonrisa de satisfacción al ver una película. Puede que para muchos no sea una obra maestra pero como sucede en ocasiones una obra vibra de una manera que acaba sintonizando con nuestro gusto, percepción o intereses. En esta ocasión creo que la atmósfera y la peripecia que se narra consiguió entretenerme de manera notable consiguiendo, como digo esa media sonrisa de satisfacción.

Lockhart (Dane DeHaan) es un empleado que trabaja para una firma del sector financiero en Nueva York. Sus jefes descubren unos trapos sucios con los que le chantajean para salir en la búsqueda de Pembroke (Harry Groener) cuyo paradero se pierde en un lujoso Balneario en Suiza. Lockhart se adentra en dicho balneario en el que desde el principio podemos ver que todo tiene un aspecto sórdido bajo la epidérmica pátina del lujo. Desde el mismo momento en el que envían a Lockhart se pueden seguir referencias fílmicas y literarias. El hecho de que sea un empleado el que deba "rescatar-capturar" a otro que parece haber perdido el juicio me lleva a pensar en El corazón de las tinieblas o su versión fílmica Apocalypse Now. Y el momento de la llegada a los parajes montañosos en los que se eleva el balneario recuerdan a los legendarios planos de helicóptero rodados para El Resplandor de Stanley Kubrick consiguiendo generar esa atmósfera perturbadora que envuelve a toda la película. Durante el viaje también nos cuentan el pasado ominoso del lugar. El portentoso castillo nos ayuda a familiarizarnos con la vertiente gótica de la película, un espléndido escenario en el que se suceden las macabras y delirantes experiencias del protagonista que a medida que profundiza en su búsqueda de Pembroke empieza a protagonizar su propio descenso a los infiernos. Hay una mezcla del horror gótico persistente en la atmósfera y un regusto a Lovecraft que para algunos puede parecer un pastiche insufrible de larga duración pero que cuando se sintoniza con la vibración de la película resulta una entretenida muestra de horror moderno renovado, lleno de fuerza opresiva que se deja ver tanto en la imagen como en ese manejo de ciertos sonidos (el crujido de las muletas de Lockhart me resulta penetrante e hipnótico) y sumergen al espectador en un relato de búsqueda deliberada de la locura. Hay también algo de Frankenstein en el conflicto entre el pueblo vecino y lo que parece ser un científico entregado a experimentos relacionados con la Vida.

Resulta muy entretenida, un viaje hipnótico a la cura del bienestar que me ha complacido.