26.1.17

Espejo Negro

Dicen que la única persona con la que no soportaríamos convivir es con un clon nuestro. Y pasen los años que pasen, el cuñadismo popular se mantiene, demagógica y ventajistamente incontestable. Incluso hay veces en que el tiempo le da la razón. Y en este siglo XXI, estamos teniendo el dudoso honor de protagonizar la demostración en su versión colectiva, de que no nos soportamos cuando somos nosotros mismos. Nótese que el dicho no nos habla de convivir con nosotros mismos porque en la convivencia es cuando surge el «yo» más real, sin máscaras ni eufemismos. Y es ese «yo» al que no soportamos ni en pintura ni en Twitter .

No voy a posicionarme en el debate acerca de si habría que ponerle puertas al campo. Internet es el monstruo que vemos en el espejo. Es la suma de todos nosotros. Si fuéramos gobernables, Internet también lo sería. Pero afortunadamente no es nuestro caso. No quiero entrar ahí porque creo que es ir un paso por detrás si lo que se pretende es lograr que el monstruo del espejo logre empatizar con la familia de una fallecida víctima de la peste de nuestro tiempo.

Creo que si acallamos esas voces, si rompemos el espejo, no seremos capaces de diagnosticar qué mal nos afecta como especie y nunca seremos capaces de tratarlo ni mucho menos de prevenirlo.

Los «tuits» ofensivos contra Bimba Bosé no son más que el dibujo de la familia asesinada de un niño repelente de una peli de terror. Si nos limitamos a inflarlo a correazos por mucho que lo esté pidiendo a gritos, acabaremos como en el dibujo.

Y yo paso.

Creo que esas personas, que en el fondo y bajo el revelador manto del anonimato, somos todos pero sin filtros, están muy lejos de saber identificar y o gestionar sus propias emociones, cuánto menos las ajenas. Pero la Fiscalía ya los está buscando. Tranquilos. Así aprenderán. Que es lo que queremos todos, porque todos odiamos mucho a esa gente. A esos monstruos. Tanto que no soportamos vivir con ellos.

2 comentarios:

  1. Vivimos tiempos muy complicados para la cordura. sin duda nuestra inteligencia y educación pueden gestionar perfectamente este tipo de conflictos dejando al margen a todos esos necios que tratan de empujarnos al sinsentido que predican. No hay nada peor que seguir el juego a aquellos que tratan de buscar notoriedad fundamentada en su estupidez.

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  2. Tal vez nunca tuvimos mejor ocasión que ésta para que, habiendo perdido la brújula social, busquemos la guía interior. Nada más revolucionario que la calma, la solidaridad y la empatía. Y son parte de nosotras, sólo hay que permitir que sean visibles. Aunque no se las comprenda. Sin buscar nada. Sólo porque ahora son rarezas que merece la pena mantener.

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