31.12.18

Ese Pálido punto azul #2

En cierta medida nuestra percepción del tiempo es muy  limitada. En nuestro empeño de encerrarnos definimos su influencia y nos condicionamos a algo artificial como un reloj, un calendario o una época determinada. Nuestro modo de percibir lo que nos rodea se centra en la reiteración y la rutina. Y al final nuestro cerebro se ha acostumbrado a ese confortable vaivén generado por nuestros ancestros. Y cada año, cada día como hoy nos repetimos las mismas cosas, los mismos propósito o nos planteamos la vida como si pasar del tañido de la última campanada supusiese un pistoletazo a una carrera que en realidad ya hemos empezado. En cierto modo esa visión nos da cierta tranquilidad acerca de lo atropellado de nuestras vidas. Yo no soy aficionado a los balances, los propósitos o los pistoletazos de salida. Tampoco soy aficionado a los fines de año o las nocheviejas o los años nuevos. Me resulta curioso como tengo que hacer un esfuerzo por poner una año y no otro en las cosas que escribo. En mi caso los propósitos, los proyectos y las intenciones está a medias hoy y seguirán a medias el día uno de enero. Pero como está muy bien compartir felicitaciones y recordar que existes al resto de gente que te conoce. Por eso he elegido algo tan inabarcable como el mensaje de Carl Sagan en Cosmos sobre nuestro maltratado planeta. Décadas después de su emisión, con todo lo avanzado, sigue vigente, sigue recordándonos lo pequeños que somos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario