17.2.17

Tras la Tormenta

Hace tiempo que me leí la obra de Homo Videns de Giovanni Sartori. En ella trataba de contarnos las estremecedoras amenazas o las consecuencias de una sociedad centrada en la tecnología de la información. Ahora el libro, que debería releer se podría quedar como un chascarrillo contado por uno de esos intelectuales que miraban con recelo una era que nadie sabía como evolucionaría. Si me apuráis creo que se acerca mucho más la película "Están Vivos" de Carpenter que cualquier libro que trate de explicar los pormenores de una sociedad digital. En el film de Carpenter estaba claro: Un sistema controlado por las élites extraterrestres embrutecía y esclavizaba a la sociedad de forma subliminal. Está bien, no hay seres extraterrestres que nos dominen a no ser que te consideres un conspiranoico de los reptilianos o de los Annunnaki o de vete tú a saber que marcianada te venden por ahí. Pero consideremos que el poder ya no pertenece a un grupo concreto (por mucho Bilderberg que nos vendan) sino que podemos considerar que vivimos en una deriva del sistema que funciona como entidad propia y que cada uno de nosotros llevamos tatuado a fuego desde que nacemos. Y esa deriva no es algo que podamos controlar con unas pautas éticas o una filosofía rompedora. Cualquiera que pretenda un cambio será un hipócrita o un chiflado. Y lo peor de todo es que nuestro sistema es permeable a todo tipo de disensiones y decadencias.



Pero supongamos que "Ocurre", algo, lo que sea. Ese día te levantas y no funciona nada, ¿Por qué? Tampoco importa demasiado, pero digamos que una tormenta solar ha reventado la red eléctrica. No puedes montar en tren, los coches están fritos, la nevera chorrea, el despertador no ha sonado pero da igual porque no funciona tu teléfono y no puedes llamar a un trabajo al que de asistir sería para ver las paredes del lugar. Bueno, pues mientras tú te has preocupado en pensar que no funciona nada, los sectores más adaptativos de nuestra sociedad ya se han organizado para saquear, controlar y comerciar con todo lo necesario. Es tan solo un escenario de des-conexión y trato de pensar en las consecuencias a nivel de civilización. Hay muchos factores que entran en juego a la hora de valorar las consecuencias de un apagón de esas características. Imaginaos una ciudad donde un gran porcentaje de la población no mueve prácticamente un dedo para el desarrollo cotidiano de su vida: compran online, se relacionan de la misma manera, sus inquietudes, inseguridades y neurosis están propiciadas por el tren de vida contemporáneo y dependiente de energía, combustible y dispositivos. Esa gente loca que no para de hablar de tendencias, televisión y teléfonos de última generación se encontrará de repente mirando a la realidad literalmente de frente ya que desde hace unos años que están viendo a través de sus móviles. Y como no, las redes sociales han caído. Liberación total, caída inminente. Todos ellos obligados a adaptarse a un medio totalmente nuevo y carentes de cualquier tipo de briefing o tutorial para desarrollar una estrategia de supervivencia. Una hilera de amputados, tullidos y necesitados pulula por cada calle de la ciudad muerta. Si alguien piensa que un gobierno que no es capaz de mantener un mínimo de bienestar entre sus ciudadanos puede gestionar una crisis de estas características es que sois muy inocentes. No, si hay políticos con un plan de acción entre manos lo llevará a cabo con sus cuatro amiguetes mientras los focos de la civilización se desmoronan en una ola de caos y confusión.

Se me puede tachar de pesimista, aunque filosóficamente se podría decir que soy realista, ¿qué quiere decir? Que soy malo en las fiestas... Fin de la cita. Es natural pensar que entre todo el marasmo de este colapso haya verdaderos líderes o gente con capacidad para guiar a las personas, pero hablamos de poblaciones densas, esos pequeños milagros apenas tendrían relevancia en una estadística, aunque teniendo en cuenta que todo se ha ido a la mierda, la estadística nos importa más bien poco.

En definitiva, cualquier plan de contingencia tiene que pasar por ocuparse preferentemente por el control de la centrales nucleares que de perder su suministro energético nos llevarían a una serie de chernobiles en todo el planeta, suma y sigue. Luego están los madmaxes de la vida tratando de vivir un delirio y por qué no una serie de nuevos comportamientos que nadie ha predicho o que nadie ha imaginado, así como un repunte del fervor religioso que podría desembocar en movimientos radicales de seguidores de vete tú a saber que dios.

A estas alturas ¿Qué esperanza tiene el Ser Humano? Bueno, creo que somos una especie que se adapta bien a la adversidad, el supuesto colapso acabaría con un porcentaje holgado de humanos consumidos por las circunstancias. Pero al igual que los pequeños roedores sobrevivieron a la extinción que acabó con los dinosaurios, pequeños grupos de gente podrían prosperar en lugares donde el paso de la civilización moderna haya sido menor. ¿El futuro pasaría por las comunidades Amish, por ejemplo? Es una opción. Me pregunto si quedaría algún resto de la cultura occidental tal y como la entendemos, si habría una reinterpretación de nuestra actual civilización o si como fuese una riada, todo será sepultado. Bueno, se me olvidaba pensar en cómo viviría esa pequeña comunidad de amiguetes que han conseguido adherirse en el plan de contingencia. Me imagino que ese plan incluye el secuestro de elementos necesarios para mantener ese islote civilizatorio (médicos, científicos, ingenieros, mano de obra...) Así, sin pensarlo demasiado lo que se dibuja en mi cabeza es que el mundo estaría fragmentado en una especie de tribus que vivirían aisladas unas de otras y que a su vez estarían controladas o vigiladas por ese "poder central" que operaría como una especie de especie superior. Repunte del fascismo, grupos de sociedades anarquizantes, regreso al tribalismo, comunidades hippies, se puede pensar en multitud de variantes y añadir muchas más y nos quedaríamos cortos. Lo que sí es cierto es que unas prevalecerían y otras claudicarían. La clave es la capacidad para la supervivencia y la canalización de la violencia. Siempre se ha dicho que en un evento de estas características volveríamos a la Edad Media, sin embargo lo que surja de este colapso sería muy diferente.

Y basta ya de desvaríos... Ni recuerdo la motivación para escribir esta basura, ayer me aburría esperando a que se procesaran unos vídeos y ahora estoy pensando en comprar un terreno con un pozo de agua y unas magníficas vistas de los alrededores.

1 comentario:

  1. Amen hermano, espero que "eso" ocurra pronto, estoy cansado de estar en paro...

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