9.10.20

Big Bad Wolves- Aharon Keshales, Navot Papushado

 

Una película de factura sencilla, muy televisiva y con una trama que traza su argumento de manera que al final todos seamos sorprendidos por un final que se anticipa por la determinación de personajes que llevan sus razones a extremos inauditos. Una niña aparece asesinada y con signos de abuso, un profesor, sospechoso es interrogado de manera brutal por la policía que, en principio rectifica y lo deja libre, salvo por uno de ellos que sigue obcecado en la culpabilidad del profesor. Empatizamos con él pero también lo hacemos con el policía que busca la verdad, y con un nuevo personaje, el padre de la niña asesinada, presentado como un psicópata y más tarde como un padre justiciero. Todo se precipita hacia el secuestro del profesor y el policía por parte del padre haciendo que se den situaciones de enredo que en un drama chirrían un poco. Aún así se mantiene la tensión entre los personajes mientras asistimos a un catálogo de torturador de andar por casa. La situación va dando giros, tumbos y requiebros para dejarnos con la premisa singular de que el maltratado profesor es culpable del crimen. 

No hace falta ser un genio para darse cuenta de la analogía que se trasluce de esta trama de torturados y torturadores, acusaciones, presunciones de inocencia y justicieros. El conflicto árabe israelí es algo que aparece sin duda, pero en todo caso no se trata de Munich ni de una película de tesis, puede que tome partido pero tampoco hace del film un panfleto contra nada, creo que esa falta de emoción que se deja ver en los personajes hace que la premisa se quede a la mitad y que simplemente disfrutemos de una comedia muy negra sobre un tema escabroso pero con ciertas dosis de tensión. 

Por lo general no me ha convencido demasiado, pero reconozco aciertos parciales y cierta fluidez.

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