3.9.09

Historias de Plinio. Diario de un vendedor de postales. La resaca

Hola a todos

Durante unos días me he ausentado y he dejado de escribir, lo que no quiere decir que haya abandonado mi propósito de traeros historias alucinantes de gente maravillosamente demente. Se que algún día León me contará de buena gana las razones y el interés que tiene en vender tanta postal extraña y lo más importante ¿de dóde las saca?. De momento se limita a decirme que me meta en mis asuntos. Y a eso precisamente voy, a mis asuntos, que precisamente son sacar a la luz todas las historietas de las que hablo.

Hola Rubén

Hay días en los que una noche de tranquilidad se pueden transformar en una alucinante experiencia, algo parecido a una extraña montaña rusa con todos los altibajos emocionales que conlleva pasar la noche de club en club.
Te escribo esto después de un día de resaca, en un pueblo que no recuerdo como se llama, a la par de no recordar cómo he llegado aquí, supongo que fue entre las 5 o las 6 de la mañana, momento en el cual se formaron todas esas lagunas en mi mente. Según mi reloj son las 18:00 de un lunes 20 de junio, lo que quiere decir que en realidad la noche que describo realmente fueron tres noches, implicando una severa laguna mental de dos días. Fíjate, ahora que pienso recuerdo varios momentos casi diurnos...
Como sabes salimos de la biblioteca a las siete, dispuestos a dormir un poco para continuar el estudio a horas intempestivas. Pasé por la cafetería a por tabaco y... allí estaba, un antiguo amigo del barrio. Me convenció para que tomáramos algo juntos... Cuando él se fue a casa yo ya estaba desatado y tenía una extraña sensación en los pantalones, no se por qué recordé que no había follado en meses y me dije, "que demonios". Lo normal es que estando en una zona de bares le entres a una chica y practiques el "arte del cortejo de antro", pero por alguna extraña razón me decanté por el servicio profesional. No una, ni dos, ni tres... No recuerdo el número de copas, ni el número de prostitutas a las que me he tirado en esta gran bacanal. Como te he dicho, llega un punto de la noche en la que sólo recuerdo fragmentos... botella de champán, un latigazo, máscaras y un extraño muro de pezones bailando conmigo. Han sido día extraños y en cuanto pague a la señorita que duerme en esta habitación volveré a la universidad para hacer el examen de mañana. "Mensajes éticos del evangelio según San Lucas".

Te prometo contar los detalles cuando llegue a Madrid

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