15.8.20

El Colapso - Les Parasites - 2019

 De vez en cuando el mundo de la televisión trae pequeñas maravillas a nuestros ojos, y aunque esas maravillas duelan, inquieten o angustien, su atracción e hipnotismo hacen que no seamos capaces de despegarnos de la pantalla.

El Colapso cuenta, en ocho episodios de unos veinticinco minutos, situaciones límite que se vivirían en el hipotético (aunque muy probable) fin de la civilización. En unos elegantes planos secuencia que nos atrapan aún más en cada historia somos testigos de la caída de nuestra Gran Mentira consumista. Desabastecimiento, abandono, supervivencia extrema... los personajes se van rodeando de dificultades y poco a poco van sacando lo peor que guardamos dentro. Mientras vemos como el mundo va empeorando los protagonistas van viajando a situaciones límite que no hacen más que dejar patente que nuestra civilización está cimentada en la codicia, el egoísmo y la desconfianza. No somos una especie evolucionada, tan solo hemos logrado alcanzar cierto grado de sofisticación tecnológica dejando a un lado cualquier reflexión sobre nuestro papel como seres conectados por el invisible vínculo de nuestra condición humana. La serie nos va dejando ver punto por punto los casos en los que fallamos como sociedad, como la tecnología creada se nos echa encima, como finalmente siempre sobrevive el más hijo de puta y de qué manera un oasis se convierte en espejismo bajo el prisma de la desconfianza. Incluso la humanidad más descarnada, la piedad más agónica se mira con ojos de resignación. Todo puesto sobre la mesa, con una mirada atónita sin pestañear. Y como traca final un epílogo a modo de prólogo de la catástrofe, un testimonio duro, desgarrador e impaciente que se convierte en humo, en señales de humo que pasan inadvertidas en un mundo que hasta el último segundo, cree que es infinito.

Una serie así es tan alarmante como necesaria. Llevo pensando en este tipo de situaciones demasiado tiempo, y a medida que amanece un nuevo día me pregunto si estamos más cerca del golpe, porque la certeza es que seguimos cayendo. 

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